viernes, 26 de mayo de 2017

Odontología Holística y Neurofocal:

¿Qué podemos decir al respecto?

Nuestros dientes son piezas vivas dentro de un ORGANISMO vivo y UNITARIO. Nuestro cuerpo no es la suma de nuestros órganos; es lo que se dice un “organismo”, lo que significa mucho más que la suma de las partes. Todas ellas funcionan orgánicamente, acompasadamente, unitariamente.

Se entiende que las especializaciones médicas se han hecho históricamente necesarias para conseguir un conocimiento más profundo de nuestra realidad biológica, pero lo que no deberían nunca perder de vista es la unidad original y esencial del ser
que estudian. Desafortunadamente, hoy en día en la práctica médica esto se olvida con facilidad, y no es común que el médico que trata tu sistema digestivo se pregunte qué pasa con tu sistema nervioso, o viceversa, por citar solo un ejemplo. Más difícil aún resulta que tu dentista te pregunte cómo te alimentas, cómo está tu sistema urogenital, o si te sientes fatigado sin causa evidente, entre las muchas preguntas que podría y debería hacerse al tratar una parte tan importante de tu organismo como lo es la boca, o, para nombrarlo desde la perspectiva de la unidad vital, de tu sistema estomatológico.

Odontología Holística y Neurofocal: una nueva visión de la profesión odontológica

Si buscamos en el diccionario de la RAE la palabra “holismo” encontramos la siguiente definición: “doctrina que propugna la concepción de cada realidad como un todo distinto de la suma de las partes que lo componen”. A partir de esta definición podemos decir que la Odontología Neurofocal es la odontología que considera los problemas o enfermedades de la boca en relación íntima con el resto del organismo humano. Aplica, pues, los mismos conocimientos científicos que la odontología tradicional, pero los enriquece con una mirada holística del paciente. En últimas, la boca no es vista como una entidad autónoma y separada del cuerpo; todo lo contrario, la boca y todo lo que la compone: dientes, lengua, paladar, mucosas, está dentro del cuerpo y funcionando en él orgánicamente; lo que sucede en ella, lo que ponemos y quitamos en ella, afecta la salud general de la persona. Así, la boca es comprendida como foco de alteraciones o procesos patológicos causados “a distancia” en todo el organismo. Con la palabra “foco” no queremos referirnos ni exclusiva ni principalmente a bacterias y toxinas, sino fundamentalmente al campo o camino neural, es decir, al sistema nervioso, que es a modo de una red de cables eléctricos que une, relacionándolos, la multiplicidad de elementos que componen el organismo, como lo son los órganos y su funcionamiento.

En efecto, a través de observaciones científicas se ve cómo trabajos realizados en boca, tales como amalgamas de mercurio, fundas, núcleos y todo tipo de aparatos rehabilitadores en metales no preciosos (mercurio, níquel, cromo, cobalto), e incluso en ciertos casos los implantes de titanio, pueden afectar el estado de salud general de las personas al interferir con el sano funcionamiento de los órganos vitales de nuestro cuerpo: hígado, riñones, colon, estómago, sistema nervioso.

Además de los problemas de salud que causan en el organismo algunos metales puestos en boca, tenemos otras causas de interferencia que afectan nuestro equilibrio, como son los tratamientos de conductos mal realizados y con materiales muy tóxicos, al igual que la enfermedad periodontal (encías enfermas), y las muelas del juicio (cordales) incluidas, factor altamente interferente en la estabilidad y armonía de nuestro cuerpo.

No deberíamos dejar pasar inadvertido el hecho de que la boca está situada en la cabeza, en la parte superior de nuestro cuerpo. La boca tiene, por decirlo así, una ubicación privilegiada. Y no es para menos: a través suyo realizamos las dos funciones quizá más importantes para nuestra permanencia vital, a saber, la función nutritiva, la más importante función en un ser vivo pues es la que permite y garantiza todas las restantes al mantener la vida, y en segundo lugar, la función parlante o del habla, la que nos permite llamarnos, en propiedad, hombres, seres humanos.

Es conocido por todos la complejidad –y decimos también “dignidad”- que desde el punto de vista biológico-estructural posee la cabeza. Allí no sólo encontramos el cerebro, eje del sistema nervioso central, sino los órganos de los sentidos a través de los que nos ubicamos en la realidad: ojos, oídos, nariz, lengua. Allí está precisamente la boca, en medio de miles de conexiones nerviosas. Los dientes, elementos vivos, poseen terminaciones nerviosas que se comunican con todo el resto del organismo y que, dependiendo en cada caso de qué diente se trate, afecta directamente a tal órgano o parte del cuerpo.


En el siguiente dibujo podemos apreciar las conexiones que hay entre las distintas piezas dentarias y los órganos:

¿Qué tipo de enfermedades pueden estar asociadas a alteraciones en boca?

- Reacciones alérgicas
- Afecciones del sistema nervioso central
- Cefaleas y migrañas
- Enfermedades del sistema digestivo
- Daños del sistema urinario
- Daños en el sistema reproductor: impotencia, esterilidad...

¿Qué tipos de terapias aplica la Odontología Neurofocal?

- Terapia Neural
- Homotoxicología
- Homeosiniatría
- Acupuntura
- Auriculoterapia

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